Subiendo hacia Barbaruens, el visitante se encuentra con los últimos vestigios de uno de los lugares de mayor importancia en el Condado de Ribagorza. Pese a que en la actualidad sólo se conserva una iglesia posterior, datada del siglo XVI, la existencia del Monasterio de San Pedro de Tabernas queda acreditada por la documentación de 'Canónica de San Pedro de Tabernas' (año 839), relatada por el monje Blascut en su lecho de enfermo. En este texto se cuenta las peripecias del Obispo Bencio al huir de la invasión musulmana de Zaragoza llevando consigo varias reliquias, entre ellas, un relicario de plata, regalo del Papa Gregorio Magno, que se conserva en la iglesia de Barbaruens y que cada año baja de nuevo al monasterio en su festividad el 29 de junio.
Muchas historias y/o leyendas subrayan el interés de este enclave, tanto, que incluso se narra que en sus aposentos se llegó a cobijar el propio San Pedro.