A la entrada del Congosto del Ventamillo queda el reflejo de los primeros habitantes de Seira. Un dolmen señala al IV milenio a.C. como la fecha de los primeros asentamientos en este área.
Poco queda de la Seira medieval, salvo las estrechas calles, los muros de piedra y la configuración casi perdida de los interesantes restos de una posible construcción fortificada. La elevación del tempo de la Inmaculada Concepción es posterior (siglo XVII), aunque sobre la portada luce un crismón del siglo XIII que desvela la existencia de una edificación anterior.
El gran impulso de Seira se origina en 1914, cuando la compañía Catalana de Gas y Electricidad comienza las obras de la construcción de la Central Hidroeléctrica en el río Ésera, junto a otros proyectos paralelos, como el salto de El Run y la Colonia, nuevo núcleo de población al otro lado de río Ésera, necesario para los obreros y sus familias. El resultado más importante será la implantación de un nuevo modelo arquitectónico de estilo alpino, ajeno a las construcciones tradicionales de la Ribargorza, y que todavía constituye la principal identidad de Seira.